10 cosas que anotan los psicólogos en sus cuadernos
En ClinicaPsicologica.uy, con años de experiencia en psicoterapia individual y acompañamiento a personas que atraviesan momentos complejos, muchas veces nos preguntan: «¿Y el psicólogo anota todo lo que digo?«. Esta curiosidad es muy común, especialmente en quienes vienen por primera vez a terapia o están decidiendo entre ver a un psicólogo o psiquiatra.
Y la pregunta no es trivial: habla de un interés genuino por el encuadre, por los límites, y por la forma en que se construye ese espacio tan particular que es una sesión de psicoterapia.
Desde nuestra práctica como psicólogos clínicos, queremos compartir de forma cercana y clara qué tipo de cosas anotamos durante una sesión. Esto no solo ayuda a desmitificar el trabajo terapéutico en salud mental, sino también a fortalecer el vínculo de confianza con quienes consultan, sea por ansiedad, depresión o simplemente por una necesidad de revisar su historia.
Contenidos

1. Frases clave del paciente
Una de las primeras cosas que solemos anotar son frases textuales que impactan, que resuenan, que aparecen con una carga emocional significativa. Pueden ser frases sueltas, aparentemente casuales, pero que en el marco del discurso del paciente nos dicen mucho.
Anotar estas frases nos permite volver a ellas en futuras sesiones. A veces, una misma expresión adquiere distintos sentidos según el momento en que aparece, o cambia su tonalidad afectiva. Tenerlas escritas nos ayuda a seguir el hilo de un relato que, como toda historia subjetiva, está en constante movimiento.
2. Asociaciones relevantes
Cuando el paciente va hilando ideas, conectando recuerdos o emociones, registramos esas asociaciones. Nos interesa cómo aparece lo inconsciente, qué nexos se hacen entre una escena infantil y una situación actual, entre un sueño y una preocupación cotidiana.
Esas asociaciones a veces pueden parecer caóticas, pero en el marco del proceso terapéutico revelan lógicas propias. Anotarlas es una manera de respetar ese recorrido singular y de tener elementos para construir una intervención ajustada al modo en que cada quien piensa y siente.
3. Cambios en el discurso o el tono emocional
Notamos cuando hay un cambio abrupto en el relato, una pausa larga, una risa que aparece justo antes de contar algo doloroso. Estas variaciones suelen ser muy significativas. Nos ayudan a marcar momentos de defensa, de angustia, de deseo, o de algo que se está empezando a poner en palabras por primera vez.
A veces una palabra dicha en voz baja, o un ademán mientras se relata algo, es tan revelador como el contenido mismo. Esas marcas del discurso no siempre se pueden captar al instante, pero quedan anotadas porque, más adelante, podrían cobrar una nueva relevancia.
4. Sueños y fantasías
En la clínica, los sueños son material fundamental. Si un paciente comparte un sueño, lo anotamos lo más textualmente posible. Lo mismo con ciertas fantasías recurrentes, aunque no aparezcan en formato onírico. Estas producciones del inconsciente nos abren la posibilidad de un trabajo muy valioso.
Anotar sueños no significa interpretarlos rápidamente. A veces pasan varias sesiones antes de volver sobre un sueño o una imagen. Pero al estar registrados, podemos retomarlos en el momento justo, cuando algo del sentido empieza a desplegarse en el discurso.
5. Episodios significativos
Acontecimientos importantes que el paciente relata (una pelea con su pareja, una mudanza, una entrevista de trabajo, un duelo) también quedan registrados. No para llevar un «archivo de vida», sino porque en la forma de relatar esos hechos muchas veces se juega la estructura subjetiva.
Esos episodios también son oportunidades para trabajar cómo cada persona se posiciona frente a lo inesperado, lo que no controla, lo que duele. En ese sentido, lo que se anota no es el hecho en sí, sino el modo en que fue vivido, narrado y resignificado.
6. Indicadores de ansiedad o depresión
Aunque no trabajamos desde una lógica diagnóstica cerrada, cuando aparecen signos de ansiedad o depresión es importante registrarlos. Esto puede incluir insomnio, pensamientos rumiantes, cambios en el apetito, aislamiento, o una tristeza constante. No se trata de poner una etiqueta, sino de reconocer estados que pueden requerir una intervención más puntual.
En algunos casos, estos indicadores pueden derivar en la sugerencia de complementar el tratamiento con una consulta psiquiátrica, siempre respetando el deseo del paciente. Anotar permite tener una visión más amplia del malestar que se presenta.
7. Cambios en el vínculo terapéutico
A veces anotamos lo que ocurre en la relación entre el paciente y el terapeuta: si hay más confianza, si se expresan enojos, si hay una transferencia particular. Estos elementos son centrales en todo proceso de psicoterapia.
El vínculo terapéutico es, en muchos casos, el primer espacio donde alguien se permite hablar de ciertos temas sin ser juzgado. Registrar los cambios en ese vínculo nos permite cuidar ese lazo y pensar intervenciones que respeten su evolución.
8. Ausencias o cancelaciones
El modo en que un paciente se relaciona con la sesión (si llega puntual, si falta, si cancela seguido) también dice algo. No lo registramos desde lo moral o lo administrativo, sino como parte de la forma en que ese sujeto habita el lazo, el compromiso con su propio proceso.
Hay personas que faltan justo después de sesiones movilizadoras, o que llegan tarde cuando se acerca un tema doloroso. Anotar esos datos nos ayuda a pensar la resistencia, la ambivalencia, y a sostener el proceso con empatía.
9. Preguntas que quedan abiertas
Muchas veces lo más interesante de una sesión no es lo que se dice, sino lo que queda por decir. Anotamos las preguntas que emergen, las que el paciente lanza al aire, o las que nos quedan a nosotros como profesionales. Estas preguntas son las que abren el camino para seguir trabajando.
Una buena pregunta puede ser el motor de muchas sesiones. Y no siempre necesita una respuesta: a veces, solo necesita ser pensada, compartida, dejada en suspenso. Las anotaciones nos permiten no perder de vista esas puertas que se abren.
10. El estado general del paciente
Finalmente, solemos dejar una nota breve sobre cómo percibimos al paciente: si está más inquieto que de costumbre, si parece aliviado, si hay un silencio diferente. No es un juicio, es una lectura que hacemos con cautela y que puede ayudarnos a pensar en la continuidad del tratamiento.
Esas observaciones nos permiten tener una visión más integral del proceso. No se trata de analizar cada gesto, sino de construir una mirada clínica que acompañe sin invadir.
En ClinicaPsicologica.uy trabajamos desde una escucha profunda y con respeto absoluto por cada singularidad. Anotar no significa vigilar, controlar o registrar al otro desde una postura de poder. Anotar es una herramienta de trabajo, una forma de no olvidarnos de lo que importa, de sostener la memoria de un proceso que se construye de a poco.
Si estás por tener tu primera vez en terapia o si estás buscando acompañamiento profesional por ansiedad, depresión o simplemente porque sentís que algo necesita ser dicho, esperamos que este texto te ayude a comprender un poco más cómo trabajamos y qué podés esperar del espacio terapéutico.
La salud mental es un derecho, y también una tarea. Una tarea que no se hace solo: se hace en el vínculo, con otro que escuche, que anote, que acompañe.
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