Guía Completa sobre Salud Mental: Consejos, Tests y Apoyo Profesional
La salud mental importa. Más de lo que creemos.
Pensamos en salud cuando nos duele algo, cuando tenemos fiebre o cuando no podemos movernos. Pero, ¿y cuando lo que duele no se ve? La salud mental también enferma, también se descuida… y también necesita cuidados.
Según la Organización Mundial de la Salud, en 2019, una de cada ocho personas en el mundo, es decir, 970 millones de personas, vivían con un trastorno mental, siendo los trastornos de ansiedad y depresión los más comunes. Además, un informe de UNICEF de 2021 estima que casi 16 millones de adolescentes de 10 a 19 años viven con un trastorno mental en América Latina y el Caribe, representando aproximadamente el 15% de los adolescentes en la región. Sumado a esto, un estudio de Harvard en 2023 reveló que una de cada dos personas en el mundo desarrollará un trastorno de salud mental en su vida.
La salud mental influye directamente en cómo transitamos el día a día, cómo enfrentamos los desafíos, tomamos decisiones y construimos vínculos. No se trata solo de “sentirse bien”, sino de estar en condiciones de vivir con cierta estabilidad interna, incluso cuando la vida se vuelve difícil.
En este artículo, compartimos una mirada integral sobre qué implica tener una buena salud mental, por qué es tan relevante y qué podés hacer para cuidarla desde una perspectiva accesible y realista.
Contenidos
¿Qué es la salud mental?
Cuando hablamos de salud mental, nos referimos a un estado que nos permite vivir con mayor equilibrio emocional, claridad para pensar y capacidad para vincularnos con otros. Este estado no es estático: va cambiando a lo largo de la vida y puede verse afectado por lo que nos pasa, por lo que sentimos y por los vínculos que construimos.
La salud mental abarca nuestras emociones, nuestros pensamientos y la manera en que nos relacionamos con el entorno. Y si bien muchas veces se asocia solamente a la presencia o ausencia de trastornos, es mucho más que eso. Incluso en personas sin diagnósticos específicos, un malestar sostenido o una sensación de vacío también indican que algo necesita ser atendido.
En todas las etapas de la vida, desde la infancia hasta la vejez, cuidar nuestra salud mental nos ayuda a desenvolvernos mejor, a tener relaciones más sanas y a tomar decisiones que estén más en sintonía con lo que realmente necesitamos.
Trastornos mentales comunes
Entender qué tipo de malestares suelen aparecer con frecuencia puede ayudarnos a identificarlos a tiempo. Entre los más comunes están la depresión y los trastornos de ansiedad, aunque muchas veces se presentan de forma silenciosa o disfrazados de síntomas físicos.
La depresión, por ejemplo, no siempre aparece como tristeza. A veces se manifiesta como cansancio persistente, dificultad para disfrutar de lo que antes nos gustaba o una sensación constante de vacío. Es importante saber que puede afectar a cualquier persona, pero las mujeres, en ciertos momentos de la vida como el embarazo o el puerperio, suelen estar más expuestas.
Por otro lado, los trastornos de ansiedad suelen generar preocupación excesiva, insomnio o una sensación de estar siempre en alerta. Estos síntomas muchas veces se normalizan, sobre todo en jóvenes, lo cual dificulta pedir ayuda.
El suicidio, lamentablemente, es una de las consecuencias más graves del sufrimiento mental no acompañado. En edades tempranas, puede ser el resultado de una acumulación de malestares que no encontraron un espacio para ser escuchados.
Estos trastornos no surgen de la nada. Muchas veces están relacionados con historias de vida difíciles, traumas, pérdidas o experiencias de violencia. Por eso, la escucha temprana y el acompañamiento adecuado pueden hacer una gran diferencia.
Factores que afectan la salud mental
Profundizar en lo que influye en nuestra salud mental permite también entender que no todo depende de nuestra voluntad o actitud. Hay factores biológicos (como la herencia genética o la química cerebral), pero también influencias del entorno que marcan profundamente nuestra experiencia emocional.
Las situaciones difíciles como la pérdida de un ser querido, experiencias de abuso, inseguridad económica o relaciones conflictivas generan un desgaste que, si no es contenido, puede derivar en un malestar más profundo.
Además, aspectos cotidianos como la alimentación, el descanso o el consumo de sustancias también juegan un rol importante. A veces se pasa por alto, pero no dormir bien o vivir permanentemente acelerados afecta no solo el cuerpo, sino también el ánimo y la estabilidad emocional.
En adolescentes, la exposición a violencia, discriminación o pobreza aumenta notablemente la posibilidad de sufrir trastornos emocionales. No alcanza con brindar herramientas individuales: también es necesario actuar sobre el contexto y promover redes sociales que generen sostén.
Importancia de la prevención y el apoyo
Comprender lo que nos afecta es apenas el primer paso. Prevenir y acompañar son acciones necesarias para que ese sufrimiento no se transforme en algo más difícil de abordar.
El contacto con personas de confianza, una red de apoyo, la posibilidad de hablar de lo que sentimos sin miedo al juicio, son claves para atravesar los momentos difíciles. No siempre podemos evitar el malestar, pero sí podemos construir formas más saludables de enfrentarlo.
En este sentido, el espacio terapéutico cumple una función vital: es un lugar donde lo que sentimos encuentra lugar para ser dicho, pensado y resignificado. No se trata de recibir consejos, sino de encontrar palabras para lo que duele y empezar a mirarlo desde otro lugar.
Además, generar espacios comunitarios (talleres, grupos, charlas) ayuda a visibilizar que no estamos solos, que pedir ayuda está bien, y que nadie debería cargar con su dolor en silencio.
20 consejos para cuidar tu salud mental
A la hora de cuidar la salud mental, no todo se resume a “tener fuerza de voluntad” o “pensar en positivo”. Muchas veces se trata de incorporar pequeñas acciones que, con el tiempo, pueden hacer una gran diferencia. Acá te dejamos una lista de 20 ideas concretas que podés empezar a aplicar en tu día a día:
- Iniciar un proceso de psicoterapia (es el paso más importante si sentís malestar emocional).
- Dormir lo suficiente, respetando un horario regular.
- Hacer ejercicio físico, aunque sea caminar 30 minutos.
- Comer de forma más variada y nutritiva.
- Poner límites sanos en los vínculos.
- Dedicar tiempo a actividades que disfrutás.
- Alejarte de personas que te generan daño o malestar.
- Reducir el consumo de redes sociales y noticias.
- Organizar tus tiempos y espacios.
- Escuchar música que te haga bien.
- Escribir o dibujar para procesar lo que sentís.
- Hablar con alguien de confianza.
- Pedir ayuda sin sentir vergüenza.
- Evitar el consumo excesivo de alcohol o sustancias.
- Pasar tiempo al aire libre.
- Permitir el descanso sin culpa.
- Meditar, respirar profundo o practicar mindfulness.
- Identificar tus emociones sin juzgarlas.
- Celebrar tus logros, aunque sean pequeños.
- Recordar que no estás solo/a: todos atravesamos momentos difíciles.
Estos consejos no son una solución mágica, pero pueden ayudarte a reconectar con vos mismo/a y empezar a construir un bienestar más sostenible.
Salud mental en la adolescencia
Cuando hablamos de salud mental, no podemos dejar de lado a los y las adolescentes. Es una etapa de grandes cambios, de construcción de identidad y de muchas exigencias (tanto externas como internas) que pueden desbordar.
Muchos adolescentes se sienten presionados por rendir, por encajar, por no fallar. Y al mismo tiempo, muchas veces no encuentran un lugar donde hablar de lo que les pasa. El entorno familiar, los adultos responsables y el ámbito educativo tienen un rol crucial en ofrecer escucha, comprensión y límites claros que funcionen como contención, no como castigo.
La ansiedad es uno de los síntomas más frecuentes en esta etapa, y si no se aborda a tiempo, puede afectar profundamente el desarrollo emocional y social. La clave está en intervenir temprano, antes de que el malestar se cronifique.
Acompañar no es controlar: es estar disponibles, mostrar interés genuino y validar lo que el otro siente, aunque no lo comprendamos del todo. Esa presencia marca una diferencia enorme.
Interacción entre salud mental y salud física
Nuestro cuerpo y nuestra mente no funcionan por separado. Lo emocional impacta en lo físico, y lo físico, en lo emocional. Una persona que vive con angustia o ansiedad permanente puede desarrollar dolores crónicos, alteraciones del sueño, problemas digestivos, entre otros síntomas.
Del mismo modo, atravesar una enfermedad física importante también puede generar tristeza, irritabilidad o sensación de pérdida de sentido. Por eso es tan importante no descuidar ninguno de los dos aspectos.
En la práctica clínica vemos cada vez más la necesidad de un enfoque integral, donde salud mental y salud física trabajen en conjunto, sin fragmentar a la persona. No se trata solo de tratar síntomas, sino de acompañar trayectorias de vida.
Servicios de salud mental en América Latina
En nuestra región, el acceso a servicios de salud mental sigue siendo desigual. Muchas personas no consultan porque no tienen a dónde, o porque creen que no es para ellas. Otras veces, la ayuda disponible está centrada en el modelo hospitalario, lo cual genera distancia y desconfianza.
Existen propuestas como NASMA que buscan mejorar esta realidad a través de políticas públicas con enfoque comunitario. Aún así, el cambio profundo requiere voluntad política, formación de profesionales, y sobre todo, conciencia social de que la salud mental también es un derecho.
Llevar la atención a los barrios, a las escuelas, a los centros de salud, implica acercar el cuidado emocional a quienes más lo necesitan. Y romper con la idea de que “uno tiene que arreglárselas solo”.
Derechos humanos y salud mental
Muchas personas que sufren emocionalmente también enfrentan discriminación, aislamiento o incluso maltrato institucional. No es suficiente con brindar atención: es necesario hacerlo desde un enfoque que respete la dignidad y los derechos de cada persona.
El derecho a decidir sobre su tratamiento, a ser escuchado, a no ser obligado a recibir intervenciones que no desea, son principios básicos que aún hoy no se respetan en todos los contextos.
Trabajar desde una mirada centrada en la persona significa darle voz, permitirle participar en su propio proceso, y acompañarla sin imponer. La salud mental no debería implicar renunciar a otros derechos.
Tests de salud mental
En los últimos años se han vuelto cada vez más populares los tests de salud mental online. En clinicapsicologica.uy también ofrecemos algunos de ellos de forma gratuita, rápida y confidencial. Son herramientas simples que pueden ayudarte a empezar a reflexionar sobre lo que sentís o a identificar si algo no está del todo bien.
Es importante decirlo con claridad: estos tests no reemplazan una consulta con un psicólogo o psiquiatra. No sirven para diagnosticar ni para tomar decisiones clínicas por cuenta propia. Funcionan como una primera orientación, un punto de partida para que te animes a consultar si hay algo que te preocupa.
Si después de hacer un test sentís que algo se movió, que te dejó pensando, o simplemente querés hablar con alguien, lo más indicado es pedir una entrevista con un profesional. A veces, dar ese primer paso puede hacer toda la diferencia.
10 tests de salud mental más comunes y para qué sirven:
1. Test de Depresión (escala de Beck o PHQ-9)
Ayuda a detectar síntomas de depresión como tristeza persistente, falta de energía o dificultad para disfrutar de lo cotidiano.
Evalúa la presencia de ansiedad constante, preocupaciones excesivas o síntomas físicos asociados al estrés.
Mide cómo te ves a vos mismo/a, cuánto te valorás y qué tan influido está tu bienestar por tu autoconcepto.
4. Test de Estrés Percebido
Evalúa cómo percibís el estrés en tu vida diaria y cómo lo estás manejando. Útil para detectar niveles elevados de tensión.
5. Test de Burnout (síndrome de agotamiento emocional)
Común en personas con alta carga laboral o emocional, este test explora síntomas de agotamiento, despersonalización y baja realización personal.
6. Test de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)
Sirve para identificar la presencia de pensamientos intrusivos repetitivos y conductas compulsivas.
7. Test de TDAH en adultos
Explora dificultades en la concentración, impulsividad y organización, especialmente si estas afectan la vida diaria.
8. Test de Dependencia Emocional
Analiza patrones de relaciones afectivas donde se pierde el equilibrio emocional, el autocuidado o la autonomía.
9. Test de Apego
Evalúa el estilo de apego (seguro, ansioso, evitativo, desorganizado) que influye en cómo te vinculás afectivamente con los demás.
10. Test de Estado de Ánimo General
Un test más amplio que puede brindar un panorama general sobre tu estado emocional actual y ayudarte a decidir si es momento de consultar.
Preguntas frecuentes
¿Qué es la salud mental?
La salud mental es mucho más que la ausencia de enfermedad. Tiene que ver con cómo te sentís, cómo pensás y cómo te relacionás con el mundo. Es la capacidad de manejar tus emociones, enfrentar los desafíos del día a día y construir vínculos con otros. No es algo fijo, sino que cambia y se puede trabajar.
¿Cuáles son algunos trastornos mentales comunes?
Algunos de los más frecuentes son la depresión y los trastornos de ansiedad. Ambos pueden afectar la forma en que pensás, sentís y actuás. La depresión puede aparecer como una tristeza que no se va, pérdida de interés o dificultad para disfrutar de lo cotidiano. La ansiedad, en cambio, suele expresarse como preocupación constante, nerviosismo o dificultad para relajarse. En cualquiera de los casos, pedir ayuda a tiempo marca la diferencia.
¿Qué factores pueden afectar la salud mental?
Hay muchas cosas que influyen: desde aspectos biológicos como la genética, hasta experiencias de vida como pérdidas, traumas o situaciones de estrés prolongado. También influye el contexto: vivir en ambientes hostiles, con violencia o sin redes de apoyo, puede aumentar el malestar emocional. No siempre podemos cambiar lo que nos pasa, pero sí podemos trabajar en cómo lo enfrentamos.
¿Cómo puedo mejorar mi salud mental?
No existen soluciones mágicas, pero hay hábitos que ayudan: dormir bien, alimentarte de forma equilibrada, moverte un poco cada día, dedicar tiempo a lo que te gusta o te relaja. También es clave tener con quién hablar. Y si sentís que algo te desborda, hablar con un psicólogo o psicóloga puede ayudarte a entender lo que te está pasando y empezar a trabajar sobre eso.
¿Cuál es la situación de los servicios de salud mental en América Latina?
Lamentablemente, muchas personas en América Latina no acceden a atención psicológica por falta de recursos, distancia o estigma. Aun así, hay avances y esfuerzos por acercar la salud mental a más personas, sobre todo desde propuestas comunitarias. Lo importante es seguir visibilizando esta necesidad y exigir que se garantice el derecho al cuidado emocional para todos.
Conclusión
Cuidar la salud mental no es algo que se haga una sola vez, ni algo reservado únicamente para quienes están atravesando una crisis. Es un proceso cotidiano que implica escucharnos, darnos tiempo, buscar apoyo cuando lo necesitamos y entender que no estamos solos.
En clinicapsicologica.uy creemos que acceder a espacios de escucha profesional puede cambiar profundamente la forma en que vivimos, pensamos y sentimos. También sabemos que a veces cuesta dar el primer paso, por eso desarrollamos herramientas como los tests online o estos contenidos que invitan a reflexionar sin juzgar ni simplificar.
Hablar de salud mental es empezar a salir del silencio. Es crear espacios donde se pueda estar mal sin culpa y donde buscar ayuda sea un acto de responsabilidad, no de debilidad.